Ante la cada vez más cercana cuenta atrás de la próxima guerra en la que nos meterán esos que siempre miran por nuestra seguridad, derechos y demás zarandajas, leo en EL PAÍS un artículo del que extraigo lo siguiente: “[…] Para que haya una guerra entre nosotros, primero tenemos que tenernos miedo el uno al otro. Tenemos que odiarnos. Yo no tengo miedo de ti. No te odio. Ni siquiera te conozco. Ningún iraní me ha hecho daño nunca. Nunca he conocido a ningún iraní... solo una vez, en París, en un museo. Un tipo majo”.
Esto lo dicen unos israelíes (de a pie, ciudadanos normalitos, no dirigentes) que no tienen ganas de guerra, aunque no se callan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario