Leo en EL PAÍS que la directora gerente del FMI muestra, por decirlo suavemente, poca compasión por los griegos y "que no tiene intención de suavizar los términos impuestos en el paquete de austeridad".
Bueno, esta señora (señora es un subconjunto de humana, no se, no se...), a lo que iba, tiene todo el derecho a decir lo que quiera (sea brutal o no), aunque quizá y sólo quizá, si le llegasen además de los datos económicos, otros, algo más terribles, controlaría mejor su boca(za). Lo que ya me parte del todo es la demagogia bestial con lo que justifica esa poca compasión. Dice: '"Yo pienso más en los niños de las escuelas en pequeños pueblos en Níger que reciben dos horas al día de enseñanza, que comparten una silla para tres (niños), y que tienen muchas ganas de recibir educación. Yo los tengo presentes todos el tiempo", ha dicho. "Porque creo que ellos necesitan más ayuda que la población en Atenas"'
¿Para cuándo la ayuda financiera real por parte del FMI para los pueblos (de Níger y otros de África), ya no para escuelas (que falta hacen), si no para simplemente sobrevivir las personas?. Ah, no que de esto no habla en la entrevista.
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